Uno de los estudios clínicos más utilizados para el diagnóstico es definitivamente el de Rayos X. Si bien, es una forma de radiación electromagnética, a diferencia de la luz visible, los Rayos X pueden atravesar casi todos los objetos, inclusive los tejidos blandos y órganos del cuerpo. Los médicos los utilizan para obtener imágenes del interior del paciente y así, las “radiografías” son las imágenes digitales que resultan de ese proceso.
Existen varias aplicaciones de los Rayos X:
Radiografías: Sirven para detectar fracturas de huesos, tumoraciones, neumonía, calcificaciones y objetos extraños.
Mamografía. Esta es la radiografía del seno, y se utiliza para la detección del cáncer.
Tomografía computarizada. Es un proceso computarizado en el que se combina la tecnología de los Rayos X para formar imágenes trasversales o imágenes tridimensionales.
Fluoroscopia. Esta técnica combina los Rayos X con una pantalla fluorescente para ver imágenes dentro del cuerpo en tiempo real. Es por medio de un contraste ingerido o inyectado.
Radioterapia. Los rayos X y diferentes equipos de alta radiación son aplicados para la destrucción de células cancerosas.